

CUERPO
ENERGÍA VITAL
CONSCIENCIA PLENA




EXPERIENCIAS PERSONALES

Esther. Suiza
Después de la clase de QiGong siempre me siento llena de energía y al mismo tiempo totalmente relajada y plenamente conmigo misma.
Franziska. Suiza
El Qi gong es beneficioso para el cuerpo y la mente. Cuanto más practico Qi gong, más intensa es mi percepción del flujo de energía. La clase es muy relajante y me permite vivir el día con energía y paz interior.
Yukari. JPN
Desde que practico Qi Gong, soy más consciente de lo que hago y de cómo la gente se relaciona conmigo.
Con el tratamiento, ayudo a mi cuerpo y a mi alma a mejorar, y a mi cuerpo a aprender a lidiar con el dolor.
Jacqueline. Suiza
El Qi Gong me ha hecho sentir más relajada y tranquila, es bueno para mi cuerpo, mente y alma.


Dr. Manuel J. Moreno
"En las antiguas tradiciones de todo el planeta, el aprendizaje y la práctica requerían un compromiso absoluto y una entrega total. El proceso era largo, riguroso y a menudo doloroso, ya que cada enseñanza se transmitía de manera directa y personal, sin la facilidad de acceso que tenemos hoy en día. Los aspirantes debían dedicar años de su vida para dominar los conocimientos y las técnicas, viviendo en constante disciplina y bajo la tutela de un maestro. La dureza de estos métodos, aunque efectiva en su contexto, era reflejo de la realidad de una época donde el ritmo de vida y la percepción del tiempo diferían mucho de los estándares actuales.
En nuestro presente, no pretendemos ni podemos aplicar de manera estricta esos métodos tradicionales, pues estaríamos fuera de contexto. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es extraer los elementos esenciales de esas tradiciones —la meditación y las prácticas internas— y adaptarlas a nuestra vida cotidiana a través de ejercicios simples y accesibles para todos. A pesar del boom actual de las llamadas terapias ancestrales, muchas de ellas revestidas de un formato que promete grandes revelaciones y secretos universales, la verdadera esencia sigue siendo la misma: todas están enraizadas en las antiguas tradiciones que cultivaban la mente, el cuerpo y el espíritu como un todo.
Recuperar este legado, aunque sea en pequeñas dosis, significa abrir nuestra conciencia, conectarnos con una sabiduría profunda que nos hace más humanos, con mayor simpatía y sentido del comportamiento justo. El verdadero cultivo del ser no puede limitarse a la activación de ciertas potencialidades innatas sin guiarse por un corazón compasivo y luminoso. De nada sirve despertar habilidades sin el acompañamiento de una moralidad y una empatía profundas.
Por eso, nuestro enfoque está en un cultivo integral del ser, en el que el trabajo interior, a través de prácticas meditativas y de desarrollo de la conciencia, se realice siempre bajo la luz de un corazón abierto y generoso. Este es el camino que verdaderamente honra el legado de las antiguas tradiciones y nos conduce hacia una vida más equilibrada y plena".

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